Hasta ahora, la docencia se apoyaba en entornos profesionales donde poder generar sinergias y poder multiplicar así la experiencia de aprendizaje de su alumnado. A partir de ahora, redefiniendo el concepto de “entorno”, se está diseñando un nuevo entorno de comunidades de aprendizaje, bajo el reto de generar experiencias desapegadas del entorno físico, pues es ahí donde reside la esencia de un entorno de aprendizaje. De tal forma que existen dos maneras de acercarnos a la percepción de un espacio: entendiendo éste como un símbolo estético al que contemplar y por tanto consumir; o bien, entendiéndolo como un objeto (estético, por qué no) que adquiere mayor valor en tanto es usado. Es en este segundo entendimiento cuando la relación del individuo con el espacio se hace más rica, abriéndose una puerta a incidir en el “cómo” es ese uso, y alcanzando su condición máxima en un espacio sin límites, que no condiciona el comportamiento del individuo en su aprendizaje. Incidiendo en el
